De Omara Ruiz Urquiola (Recibido 14:55 hora de Cuba):
“El Jefe de la Sala de Penados se negó a identificarse, dijo que todo el mundo sabía quién era él: el Mayor Tito. Que él no sabía cuando venía el médico encargado de la sala, extraoficialmente indagué y sé que es de apellido Valiente y entra a las 4:00 pm. Allí estaré acorde con mi derecho a tener un Parte Médico del responsable facultativo de la vida de Ariel.
Este Mayor Tito consultó (no dijo con quién) sobre mi derecho a un Parte Médico, el resultado fue que sólo se daría personalmente y a algún miembro de la familia, es decir que para saber de la condición médica de Ariel debo venir cada día desde La Habana.
Cuando le dije que Ariel tendría que saber sobre la disposición del Obispo de Pinar del Río a verle e interesarse por él, simplemente me dijo que NO le preguntaría nada a Ariel, y que yo tendría que ir a la prisión.
A la prisión no vuelvo NUNCA, mi hermano decidió que él no está preso, que su cautiverio es ilegal y, por ende, indigno. No voy a devaluar la posición de principios de Ariel por ningún motivo, aunque no comparta su método de lucha, ¡LO RESPETO!
Yo voy, asistida por mi derecho humano, a indagar por la vida de mi hermano con un facultativo que hizo un juramento de velar por la existencia física de todo ser humano, independientemente de su postura ideológica. Pese a la manifiesta obstaculización de este Mayor Tito, veremos si el Dr. Valiente me niega el informe clínico a que tengo derecho.
Afuera de la Sala de Penados del Hospital Abel Santamaría permaneceré hasta que el Dr. Valiente tenga a bien recibirme.”
Omara Ruiz Urquiola.
“El Jefe de la Sala de Penados se negó a identificarse, dijo que todo el mundo sabía quién era él: el Mayor Tito. Que él no sabía cuando venía el médico encargado de la sala, extraoficialmente indagué y sé que es de apellido Valiente y entra a las 4:00 pm. Allí estaré acorde con mi derecho a tener un Parte Médico del responsable facultativo de la vida de Ariel.
Este Mayor Tito consultó (no dijo con quién) sobre mi derecho a un Parte Médico, el resultado fue que sólo se daría personalmente y a algún miembro de la familia, es decir que para saber de la condición médica de Ariel debo venir cada día desde La Habana.
Cuando le dije que Ariel tendría que saber sobre la disposición del Obispo de Pinar del Río a verle e interesarse por él, simplemente me dijo que NO le preguntaría nada a Ariel, y que yo tendría que ir a la prisión.
A la prisión no vuelvo NUNCA, mi hermano decidió que él no está preso, que su cautiverio es ilegal y, por ende, indigno. No voy a devaluar la posición de principios de Ariel por ningún motivo, aunque no comparta su método de lucha, ¡LO RESPETO!
Yo voy, asistida por mi derecho humano, a indagar por la vida de mi hermano con un facultativo que hizo un juramento de velar por la existencia física de todo ser humano, independientemente de su postura ideológica. Pese a la manifiesta obstaculización de este Mayor Tito, veremos si el Dr. Valiente me niega el informe clínico a que tengo derecho.
Afuera de la Sala de Penados del Hospital Abel Santamaría permaneceré hasta que el Dr. Valiente tenga a bien recibirme.”
Omara Ruiz Urquiola.
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